31 mar 2007

Polga. XI premios de la música- Obuaro 94

Los premios de la música XI edición jueves 29 de marzo de 2007

(A Alfredo)

¡Que triste y aburrido es el panorama oficial musical de nuestro país!. Y así ha sido la gala de la entrega de premios de este año en su XI edición. Los nominados, los que hay y se conocen. Los premiados los que se esperaban, Dover, Fito y Drexler, la gala un auténtico peñazo.

El inicio fue en la 2 de TVE a las 22.30 de la noche y terminó a eso de las 2 de la mañana, una tortura larga y cruel. La aguanté por motivos no sólo afectivos y personales, aunque también. Uno de los grupos nominados en el apartado de rock revelación, que fue además el último premio concedido, era Le Punk, uno de mis preferidos y de los buenos, un oasis en el desierto de convencionalidad y previsibilidad del panorama musical.

Los que me conocen explicarán mi paciencia, virtud de la que carezco, por el parentesco que me une a uno de los componentes de Le Punk, “Alfa”, lo que es cierto y además me enorgullece. Podría afirmar, sin miedo a mentir, que si en Le Punk no estuviese Alfredo y pudiese escuchar y disfrutar ese puñado de canciones en las que se puede pasar del “nacemos solos, y moriremos solos(*1)” al “ que deje de ser virgen y de estar tan sola(*2)” y al “es necesario tener alguien con quien brindar(*3)” recorriendo de esta manera todos los estadios que llevan al ser humano de la reflexión a la ironía y de la ironía a la risa, y de risa al dolor, y del dolor a la camaradería, repito, sin Alfredo también me habría quedado a soportar la soporífera gala con la esperanza de ver compensada mi espera. Creo que Le Punk lo hace muy bien, su música sin complejos, sus canciones interesantes, sus letras, de lo mejor (y aquí se que Le Punk no sería nunca Le Punk sin Alfa), su directo, una bomba, su banda, un placer. Y además tiene este grupo algo de lo que ha adolecido esta gala y la mayor parte de sus participantes y de los músicos pop actuales, es una banda muy, muy divertida. Con sólo esta reflexión habría sido bastante para darse cuenta que en el imperio de lo aburrido nada tenía que hacer una banda divertida aún cuando estuviera nominada por el apartado “revelación”, o quizá por eso me parecía que podía tener muchas posibilidades.
(*1) De No disparen al pianista " Nacemos solos"
(*2) De No disparen al pianista " La Virgen de la soledad"
(*3) De No disparen al pianista" Compañeros"

Dicho esto y con el convencimiento que lo que aquí escribo no habría variado ni un ápice si Le Punk hubiera sido uno de los ganadores quiero comentar lo que me ha parecido esta entrega de premios organizada por los defensores del canon digital, este gran tostón.

La puesta en escena se basaba en la idea infantil y pretenciosa de que el presentador de la gala fuera un hombre del futuro que había viajado al presente para prevenirnos de un futuro negro y catastrofista en el que no existía ni la libertad ni la música. La alegoría y todo este viaje en el tiempo era totalmente innecesaria, no sabemos lo que nos deparará el futuro musicalmente hablando pero peor que el presente que nos mostró la gala, no puede ser. Eso es, si el futuro va a ser peor que esto, apaga y vámonos. El guión y los añadidos de atrezzo de la presentación de los premios resultaron pretenciosos, aburridos y sobre todo daban vergüenza ajena.

Sí, ya sé que eso de sentir vergüenza ajena no es moderno, y que ahora no se lleva. Que hacer el ridículo se ha convertido en un modo habitual de conducta aprobado por los nuevos tiempos. Ya nadie hace el ridículo porque todo vale, todo es respetable y nada se sabe y no hay nada mas osado que la ignorancia, y el no saber y el no ser consciente de que no se sabe conduce inevitablemente a la vergüenza ajena de los que todavía conservamos sentido del ridículo, del saber, y de lo que no sabemos. Los mensajes pseudo inteligentes emitidos durante el evento por esa pantalla que reflejaba el futuro nos sonrojaron, los excesos del presentador y sus pretendidos juegos irónicos nos cansaron e irritaron, los discursos de algunos de los premiados nos enervaron. En el futuro no hay libertad ni música y ahora sabemos por qué, porque en la música del presente hay discursos y líneas de pensamiento tan mercantilistas, conservadoras y retrogradas como la que sin pudor expresó el incombustible Teo Carralda desde el escenario tras ser premiado en el apartado nada menos que de “mejor canción en gallego”. El futuro que preconizaban en la pantalla del escenario, con esa visión de la realidad, de la creación, de la música y de la expresión artística, es inevitable, el futuro está ya aquí. Negro, triste, oscuro, castrador, enemigo del progreso, censor, excluyente y poco imaginativo.

Cuando fui consciente de todo esto fue cuando empecé a tener miedo no del futuro si no del presente, y me desasosegó constatar que el presente no ha cambiado en los últimos 20 años, que desde los mitificados 80 casi nada ha cambiado. Que los personajes que fueron innovadores entonces han dejado de serlo pero no han dejado paso a otros, que las nuevas generaciones no han llegado no sabemos si por falta de calidad, oportunidad o ambición, que en la música pop oficialista tener menos de 40 años es un obstáculo para formar parte de la secta que se autoalimenta, se autoprotege, se autopremia y se autoproclama única y moderna y que permiten asomarse a sólo unos pocos que se abren paso a duras penas a golpe de promo-marketing o de una calidad que roza la genialidad y siempre entre el beneplácito y la sonrisa complaciente de sus mayores, que todavía les quitan el balón en el patio para no dejarles jugar.

Esos músicos que trajeron aire fresco en los 80 se han acomodado, aburguesados (y no solos por sus kilos de más), han montado el chiringuito del mercado discográfico a su medida, han copado los puestos en los despachos, en las agencias, en los locales de música en directo, en las emisoras de radio, en los estudios de grabación. Es un traje en el que nadie mas que ellos puede entrar. Un sala de fiestas con un portero muy exigente que por lo que se ve en el interior selecciona la entrada aplicando los mismos criterios que para la asistencia al festival de Benidorm que aprendió cuando era niño.

No pretendo decir que nada vale de los felices 80, que son los míos, y por los que siento una enorme simpatía y nostalgia de juventud. Pero si los de los 80 queremos seguir imperando en el 2007 tenemos que aportar algo nuevo, trabajar, crear, creer en algo y no instalarlos en el simulacro de un pasado que en numerosas ocasiones solo existe en nuestra imaginación, ni hacernos fuertes en unos lugares comunes que no son mas que una leyenda urbana. Ni todos estuvimos en París en mayo 68, ni en Rockola en el 84, ni en el Oliver en el 75, ni en reuniones clandestinas en las que se leían libros prohibidos durante la dictadura, ni asistimos a representaciones en la ópera de Viena. Así es, las personas somos como la resistencia a los antibióticos, unos abusan de ellos y todos nos vemos afectados, no somos mas que el resultado de esa historia acumulada, del que estuvo en París, en Rockola, en Oliver, en la reunión clandestina, y en la ópera, pero también del que estuvo en la cola para rendir homenaje tras su muerte a Franco, del que se fue becado durante la dictadura a EEUU, de los que asistían con ilusión a los estrenos de las comedias de Esteso y Pajares, y de los que compraban los discos de nuestras folklóricas ahora reconvertidas al socialismo o al frikismo televisivo. Si tenemos memoria, que sea para todo.

Tampoco pretendo apartar a las vacas sagradas de eventos musicales como este.. Ni al gran Pedro Iturralde ni a Sabina, Serrat o Raimón que forman parte de nuestra música y nuestra historia y porque Mediterráneo es un “temazo”, por el “al vent la cara y el cor al vent”, y porque pocas veces hemos oído algo tan descriptivo como ese “mas triste que un torero, al otro lado del telón de acero, así estoy yo sin ti”. Porque nada hay más triste que la exclusión y el sectarismo en la música o cualquier otra expresión artística, porque solo allí parece que el ser humano se eleva y trasciende, porque en su expresión y su disfrute encuentra el hombre su razón de ser y su destino. Por eso, o simplemente porque alegra el alma y despierta las conciencias, o por ambas cosas. O porque cuando te gusta alguien le dedicas una canción, un poema, o le invitas a un concierto o al cine, o porque puedes hablar con los demás de ello y disfrutar y sentir que algo tiene sentido en el absurdo camino de la vida. O porque sí, o ¿por qué no?. Para que la gente se exprese como quiere y donde quiera a su manera, y porque retiremos el velo invisible de nuestras cabezas y de nuestros oídos. Porque la cultura es de todos, y también la música. Por una verdadera democratización de la música y del arte.

Todo lo contrario a lo que ha sido esta entrega de premios, visualmente pobre, pasada de moda, poco imaginativa, repetitiva, sin sitio para nada nuevo, previsible, aburrida, autocomplaciente…

Y encima no han premiado a Le Punk, bien es verdad que no he escuchado a la premiada en su lugar y seguro que lo ha merecido. Pero entiéndanme, eran las dos de la mañana, había informado a todas mis amistades de la retransmisión del premio y de la posibilidad de que lo ganara Le Punk. Y nos habíamos quedado compuestos y sin novio. Y eso que los constantes mensajes de móvil entre todos nosotros nos amenizaron la velada. La aparición de Falete que entregó un premio y al que los premiados dudaron si darle una beso o la mano, el histrionismo y falso ingenio del presentador, la pantalla del futuro con una individua cantándole a una oreja, la confusión de muchos de los lectores de los premiados que evidenciaba que no habían ensayado ni preparado nada y que ni tan siquiera sabían a quien le entregaban el galardón, nos permitió entre risas soportar hasta el final de la gala.

Y no pudo ser, pero seguiremos esperando que toque la banda, porque la canalla sigue tus pasos muy de cerca Alfredo y Le Punk, porque estamos esperando vuestro siguiente disco y vuestro próximo concierto, y mientras danzad danzad malditos, que seguro que después de 24 h. seguís de fiesta, la verdadera, y eso que no habéis ganado el premio. Córdoba está envenenada y divirtiéndose, esperando despertarse sin saber como en una "isla llena de hombres depilados(*4)".
(*4)De No disparen al pianista" El Basker"

Nos vemos en el infierno...



Polga Marzo 2007