4 oct 2007

De Supervivencia. Michel Houellebecq- Obuaro 106

Rester vivant- Michel Houellebecq

Le long fil de l´oubli se déroule et se tisse
Inéluctablement. Cris, pleurs et plaintes.
Refusant de dormer, je sens la vie qui glisse
Comme un grand bateau blanc, traquille et hors d´atteinte.

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De Supervivencia- Michel Houellebecq

La larga hebra del olvido se devana y se teje
Ineluctablemente. Gritos, lloros y lamentos.
Renunciando a dormir, siento la vida deslizarse
Como un gran barco blanco, tranquila e inalcanzable.

El hacedor. Borges- Obuaro 105

De El Hacedor- Borges

Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.

Mi bohemia. Arthur Rimbaud- Obuaro 104

MA BOHÉME- Arthur Rimbaud
(Fantaisie)

Je m´en allais, les poings dans mes poches crevées;
Mon paletot aussi devenait idéal;
J´allais sous le ciel, Muse! Et j´etais ton féal;
Oh! là! là! Que d´amours splendides j´ai rêvées!

Mon unique culotte avait un large trou.
- Petit-Poucet rêveur, j´égrenais dans ma course
Des rimes, Mon auberge était à la Grande-Ourse.
- Mes étoiles au ciel avaient un doux frou-frou


Et je les écoutais, assis au bord des routes,
Ces bons soirs de septembre où je sentais des gouttes
De rosée à mon front, comme un vin de vigueur;

Où, rimant au milieu des ombres fantastiques,
Comme des lyres, je tirais les élastiques
De mes souliers blessés, un pied près de mon coeur!.
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MI BOHEMIA-Arthur Rimbaud
(Fantasía)

Iba por ahí, con las manos en mis bolsillos rotos;
hasta tal punto mi gabán se volvía ideal;
iba bajo el cielo, ¡oh Musa!, y era tu vasallo;
¡qué barbaridad! ¡qué de amores espléndidos he soñado!

Mi único pantalón tenía un hermoso agujero.
-Pulgarcito soñador, desgranaba en mi trayecto
algunas rimas. Mi albergue estaba en la Osa-Mayor.
-En el cielo mis estrellas tenían un suave frufrú.

Y yo las escuchaba, sentado al borde de los caminos,
aquellas gratas noches de septiembre en que sentía gotas
de rocío por la frente, como un vino reconfortante.

¡ En que, rimando en medio de fantásticas sombras,
estiraba, como si fuesen liras, las gomas
de mis zapatos heridos, a un palmo de mi corazón!