Paisaje con figura(feliz). JM Benítez Ariza
No es sólo que compartas la extrañeza
que manifiestan los amigos
al ver cuánto has cambiado, qué distinto
eras cuando posabas entre estas pobres piedras
historiadas, sumidas en las sombras,
en las prisas, en la trivialidad,
de una de esas lejanas, persistentes,
fotos de vacaciones;
te parece imposible, más bien, haber estado
tan cerca de ese modo de entender la existencia
que esperas alcanzar
-si es que lo alcanzas-con los años:
de esa especie de lentitud intensa
en la que los deseos se igualan con tu propia
disposición a actuar según sus exigencias:
como en aquellos viajes
en que la indecisión te confinaba
en unas pocas calles de una ciudad extraña
y engañabas al tiempo, y a la posteridad,
posando para alguna de estas fotos
que ahora te sorprenden.
Claro que entonces no podías figurarte
que eso era ser feliz.
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