La añoranza fácil
Si dijera que añoro el otoño no mentiría. También sé que la mayor parte de la gente no comprendería de qué hablo. Ese estar con la gente y no contar tus planes de verano. Ese no querer hacer cosas excepcionales. Ese discurrir entre una nada no cuestionable. Esa rutina aplastante que convierte en novedad un pequeño desvío. Ese no sentirse tan solo, tan lejos.
Y cuándo llegue el otoño añoraré el invierno pasado o quizá esa primavera suave de 2003 que me invitó a creer en la inalcanzable felicidad. O esa sonrisa fácil de 2002. O ese "todo va a ir mejor" de 2001. O aquel "alcanzaré mi sueño" de 2000. O aquel carcajeante café con cucaracha de 1999.
@arteche
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