17 mar 2007

Polga. Contar-Obuaro 7










(A P.)

Siempre me han llamado la atención las vías de tren y las estaciones de ferrocarril. De pequeña me daba miedo perderme entre tanta gente alta y cargada de maletas yendo deprisa de un lado para otro. De aquellos tiempos recuerdo sobre todo el olor a estación, entre nauseabundo y a aventura. Y ese frío, porque los trenes que salían desde la estación del Norte ( ahora sería Chamartín) partían hacia Asturias muy temprano, y aunque fuera verano, el madrugón y los nervios del viaje convertían el destemple mental en corporal. Ese destemple, o bien el traqueteo del tren, no me permitía leer sin marearme hasta la náusea y eso me asustaba. Luego, atravesábamos los infinitos marrones campos arados de Castilla.

Las ganas de que el viaje finalizara lo antes posible me llevaban a contar el número de surcos dibujados en la tierra uno a uno y el intento de enumerarlos todos me producían cierto leve mareo. Mientras, la vista, cansada del absurdo trabajo, se cambiaba de surco como de renglón en las tardes aburridas de lecturas colegiales. Desde entonces, quedó en mí ese gusto por contar cosas cuando quiero que algo pase pronto(1,2,3..)hasta perder la cuenta y sentir ese leve y familiar mareo que me recuerda que ese momento pasará y que el tren llegará a otra estación con el mismo olor de la que partió y dejaré de contar surcos que no quiero ver.

Así, cuando una situación se me hace insoportable, busco cosas que contar, pelos de los bigotes, losas de suelos, rayas en una chaqueta, hasta en alguna ocasión he tratado de contar, siempre sin éxito, los filamentos de alguna bombilla que iluminaba muy a mi pesar aquella escena de la que solo deseaba escapar.

Por esto de contar creo que cuento esta historia de vías y trenes. Y porque fueron mis primeros conocimientos de geometría y geografía fuera de los libros.Y porque siento el mismo frío y tengo el mismo miedo aunque la gente ya no es tan alta como entonces. Y porque sigo sin poder leer en los medios de transporte, lo que me asusta como entonces. Y porque aprendí que contando, no sé si números o cuentos, la vida pasaría mas amable. O eso creía.

Sunday, June 11, 2006
@polga

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